MANUEL GIRONA Y EL CASTILLO I

CASTELLDEFELS A FINALES DEL SIGLO XIX

El final del siglo XIX no fue muy bueno para Castelldefels, un pueblo con pocos recursos, con unos trescientos habitantes y un serio problema de enfermedades debido a los mosquitos que habitaban sus tierras bajas pantanosas, entre la ciudad y el mar.

Además de esto, la plaga de la filoxera, un tipo de pulgón de origen americano, estaba acabando con las numerosas plantaciones de viñedos del municipio. Este insecto atacaba las raíces de las cepas chupándoles la savia hasta matarlas. Las autoridades municipales, ante esto, decidieron plantar algarrobos en lugar de nuevas viñas a inicios del siglo XX, tal como se ve en las actas de los plenos. Obviamente, las posibilidades económicas del algarrobos no eran las mismas que las de las viñas, pero no supieron encontrar una mejor solución.

Filoxera (Dactylosphaera vitifoliae)
Una muestra de la importancia del cultivo de la vid en la historia del pueblo son los márgenes de bancales que se ven por buena parte del término municipal en la zona del Garraf, que en muchos casos estaban dedicados a este tipo de agricultura, y también los lagares de vino (donde se pisaba la uva y donde el mosto se transformaba en vino), que aún hoy, medio derrumbados, podemos encontrar por la ciudad, ya sea cerca de antiguas masías o aislados.

Sin embargo, el tren llegaba a la ciudad al final justo de 1881, dentro de la línea Barcelona-Vilanova-Valls, que había sido construida por la 'Compañía de los Ferrocarriles de Valls a Vilanova y Barcelona', que pronto fue absorbida (1887) por la 'Compañía de los Ferrocarriles de Tarragona a Barcelona y Francia'.

Entre los impulsores de esta última compañía estaba el banquero barcelonés Manuel Girona y Agrafel (1817-1905) (ver además este enlace), que había sido el fundador y director del primer banco privado español, el Banco de Barcelona, ​​en 1844.

A lo largo de su vida fue Alcalde Barcelona, Diputado, Senador y donó una gran cantidad de dinero, con motivo de la Exposición Universal del año 1888, para la restauración de la fachada y del cimborrio de la catedral de Barcelona, motivo por el cual en el claustro de este templo se encuentra un mausoleo de su familia.

Manuel Girona i Agrafel, hacia 1860
(continúa en "Manuel Girona y el castillo II: El Castillo antes de la compra de Manuel Girona")

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